Friday, July 18, 2008

La dinámica peronista, Cobos y la reina Elizabeth.

El principal problema de NyCK es comprender qué alianzas tienen. Dentro del inefable folklore peronista, figura la capacidad de arreglar cualquier situación entre dos antagonistas, porque siempre hay (he aquí la regla) un nexo que los pueda sentar en una mesa. En dicho folklore es la "prenda de unidad", el nexo unívoco entre dos antagonistas y al que por alguna razón, no pueden negarse.
El segundo, es mostrar propensión a mostrar los costados vulnerables para provocar miedo, empatía o vergüenza (¿ajena?).

En el caso de la negociación del voto (del) inservible de Ramón Saadi, las partes a acercar fueron la pragmática hermana del senador, heredera de las dotes negociadoras paternas que se saltearon a "Ramoncito" -como le dicen en Catamarca- junto con otras más generales. A su vez, Armando "Bombón" Mercado, operador K en Catamarca y ex cuñado del matrimonio presidencial es el padrino de la vicegobernadora de aquella provincia norteña dentro de una alianza del Frente Cïvico con el Frente para la Victoria, sobrina de los hermanitos.
Los nexos sirven: familia y militancia compartida.
Con Cobos, en cambio, desde que le soltaron la mano (y yo intuyo que desde antes) hubo una insuficiencia de vasos comunicantes. Alejado de las decisiones, el vicepresidente asistió a los desaguisados del matrimonio como un espectador más, aunque alguna opinión tenía y no era precisamente la que querían oir.
Antes de pedir pista como presidente del Senado, Cobos era mirado con desconfianza, más que nada por la incapacidad de llamarlo al orden. ¿Negociar con Cobos? Ni Scioli recibió tal deferencia cuando fue descubierta su empeño en seguir inflando las encuestas de imagen. Al ninguneo liso y llano.
¿Por qué mandaron las retenciones al Congreso? Aún descontando a Cobos, la confianza en la ley Flamaricke (y en contar con caja suficiente) los llenó de confianza.
Encima, una vez sueltos los caballos del apocalipsis las cosas se complicaron, porque los que "ayudaban" a los K. hacían como las almejas (se enterraban con la lengua). La cereza del postre la puso Pichetto, cuya intervención final se puede leer de dos maneras: o es un bravucón mentiroso o la pareja gobernante vive rodeada de enemigos, traidores y mercenarios cuyo único capital era haber ganado una elección y "contener" a cierto progresismo setentoso. Su elocución fue la parte más patética de todo el largo episodio de "la 125", y analizar sus dichos hubiera desesperado a Maquiavelo.
En la última película sobre la reina Elizabeth de Inglaterra ("The Golden Age") se le atribuye a sir Walther Raleigh darle a la reina el consejo de no ajusticiar a María Estuardo. Su justificación era "no es bueno dar a entender que se puede matar a una reina". Qué verdad para los K., quienes se la pasaron dando a entender que un golpe es posible.
Y dejar de mentar a la Unión Democrática, que más allá de las diferencias históricas, su apuesta fue democrática. Era más entendible hablar de la Alianza, una rejunta de tipos a los que "sólo los podía unir el horror" a otro período menemista, como me dijo un alto cargo del FrePaSo alguna vez.
Ojo con las profecías de autocumplimiento.

1 comentarios:

B said...

tal-cual

que memoria con lo de Elizabeth!!!

profesías autocumplidoras...no nos conocemos de algún ámbito?
esa frase se la escuché decir a una sola persona. pero quizá es algo popular y yo no lo sabía.